Muchos deportistas caen lesionados y en innumerables ocasiones redunda en el abandono de la actividad física, siendo que en algunos casos no es por una cuestión física sino más bien psicológica. Sabemos que los que practicamos atletismo, tarde o temprano nos vamos a ver envueltos en alguna lesión, a pesar de que el atletismo o el running no es la modalidad que más lesiones cause y que en ocasiones son lesiones evitables.
La prioridad para cualquier deportista lesionado es recuperarse físicamente. Alrededor de un deportista lesionado hay factores muy importantes. Por nombrar alguno de ellos hay que mencionar el mal estar anímico que atraviesa por el hecho de no salir a entrenar, el dolor o molestia que conlleva la propia lesión, o simplemente el sentimiento de culpabilidad al ser conscientes de no haber sabido escuchar al cuerpo cuando éste daba señales evidentes que invitaban a parar a tiempo.
Las causas que motivan las lesiones se hallan intrínsecamente relacionadas con el medio en el que entrenamos como es la superficie por la que corremos, las zapatillas que calzamos, aspectos propios del entrenamiento como puede ser el calentamiento, o por otro lado, las cargas planteadas, la densidad de estos o el exceso de competiciones en las que participamos.
Hay factores psicológicos que predisponen hacía una lesión. Somos ambiciosos y apuntamos objetivos difícilmente alcanzables, y a modo de ejemplo basta ser que nuestro compañero de entrenamiento apunte hacía una marca en maratón para querer imitarle o incluso superarle.
Hay claras diferencias entre los atletas de elite y los atletas populares. Los primeros, suelen tener a su alrededor profesionales que le ayudan a conseguir sus objetivos y, no siendo menos importantes los objetivos de cualquier deportista popular no dispone de todos esos elementos que rodean al corredor de elite, que le ayudan a asimilar bien los entrenamientos y en ese contexto hay una variable psicológica que es el estrés. Las personas que sufren más estrés en su día a día, tienen más posibilidades de lesionarse o cuando un deportista pasa por momentos de su vida con mayor estrés las probabilidades de lesionarse aumentan.
Cuando el deportista cuenta con profesionales que le ayudan a gestionar esas situaciones de estrés, las probabilidades de lesionarse disminuyen, sobre todo en corredores populares.
Cuando nos vemos desbordados por situaciones laborales, familiares, en definitiva agobiados, se ve alterada la capacidad de la atención, - cuántas veces hemos buscado las llaves y no las hemos visto teniéndolas delante en situaciones en las que hemos tenido prisa -. Extrapolando esta situación al entrenamiento diario, correr en situaciones de estrés reduce la atención por lo cual, las probabilidades de tener una lesión por pisar mal o alguna decisión tomada durante el entrenamiento con una baja capacidad de atención, de alguna manera puede afectar de forma negativa.
Entrenar en condiciones de estrés nos conduce a eliminar o disminuir partes fundamentales del entrenamiento – calentamiento, flexibilidad, la técnica de carrera, la vuelta a la calma, etc. -, abordando solo la parte de la carrera a pie.
Por otro lado, a medida que aumenta el estrés de forma paralela aumenta la tensión muscular. Mayormente esta tensión se acumula en la espalda. Sin lugar a dudas esa tensión producirá desequilibrios que alteraran nuestra forma de correr. Este motivo puede ser suficiente para desencadenar una lesión.
Cuando padecemos estrés, las señales que emite nuestro cuerpo hemos de escucharlas. Un ritmo de vida inadecuado, invita a tomar decisiones acordes para tratar de vivir más tranquilos, visualizar las situaciones de forma más positiva. Un cuerpo sometido a un estrés constante, se manifestará en forma de enfermedad o lesión en el caso de deportistas.
Conviene plantearse el estilo de vida que llevamos. En la población deportista que atraviesen situaciones de estrés, conviene revisar los objetivos, incluso posponer las metas para otro momento más idóneo, dado que en ese momento debemos de ser más paciente, reducir la intensidad de los entrenamientos y aplicar ese consejo popular: - el mejor entrenamiento es un descanso -.
Ante estas situaciones, es mejor abordar un entrenamiento completo de menos tiempo pero que reúna todas las partes esenciales del mismo, que no un entrenamiento que se reduzca solo a la parte de la carrera continúa, evitando de esta manera que sea un entrenamiento completamente incompleto.
No cabe duda que el estrés es un factor directamente relacionado con las lesiones del deportista.
Hay frases o comentarios que inciden negativamente en los deportistas como: “no hay dolor”, “si no se sufre no se mejora”, “hay que entrenar fuerte todos los días”. Este tipo de creencias y su aplicación “in situ”, a veces está directamente relacionado con algunas lesiones. El corredor sufre comentarios muy despectivos o no se le valora cuando se queja de alguna dolencia; “tienes mucho cuento”, “a la mínima paras”, un conjunto de ideas que al corredor no le facilita tomar la decisión correcta y adoptar las medidas necesarias para evitar una lesión, forzando al corredor a someter a su cuerpo a un continuo entrenamiento que más adelante le obligará a parar mucho más tiempo del que hubiera sido necesario inicialmente cuando se produjeron las primeras señales.
Juan A. Moreno
- entrenador nacional atletismo -