¿Te alejas de tus objetivos? Plan de acción.

Inicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivado
 
objetivos deportivos

Tras leer un titular en ABC digital donde decía: Paula Linares brilló como talento en el salto de pértiga, pero su ilusión se apagó y reencontró su pasión en el piragüismo. Esto hizo que reflexionara sobre la gestión y el cambio sugerido por su psicóloga antes de que la atleta cerrara las puertas al deporte, y es que a diferencia de la protagonista del artículo, la mayoria de corredores no disponen de un psicólogo o coaching deportivo que les ayude a superar algunas etapas deportivas donde los resultados no son los esperados o los objetivos planteados no son alcanzados.

He visto a muchos deportistas iniciarse en el running y por unas u otras circunstancias abandonaron esta actividad sin encontrar un plan de acción o estrategias deportivas para lograr las metas; pero he querido centrarme en aquellos que se “quemaron”, se “desmotivaron”, se vieron impotentes a la hora de abordar sus objetivos viendo frustrados sus sueños, evaporándose aquella pasión que sintieron por el atletismo y dio lugar a cerrar ese capítulo dedicado a la carrera a pie.

En esta entrada, he tratado de aglutinar los motivos más frecuentes detectados desde mi punto de vista como entrenador atletismo y de ahí el replanteamiento más común como estrategia.

¿Cuántas veces te has propuesto una meta, un objetivo, una marca? Supongo que la motivación, los amigos, un vídeo de alguna carrera por montaña… cualquiera pudo ser el motivo que te incitó a tratar de alcanzar tu sueño, pero ¿cuántas veces has sucumbido a tu proyecto, para acabar abandonándolo, sintiéndote desbordado por el entrenamiento diario, por el estrés de la vida laboral y la conciliación de la vida familiar, todo un cúmulo de circunstancias, todo un conjunto de razones que acabaron haciéndote sentir culpable, y pensar que no tienes voluntad y que eres incapaz de hacer lo que te propones.

Cuando de forma reiterada se produce esta situación en la que iniciamos la andadura hacía un objetivo (maratón, triatlón, carrera por montaña, etc.), llegamos a pensar que nosotros mismos somos un problema, nos hallamos llenos de dudas, cuando en realidad no tenemos ningún problema, somos capaces de conseguir cualquier objetivo alcanzable.

La mayoría de las veces el único problema viene a ser el método empleado para conseguir el fin.

En muchas ocasiones, el primer error se detecta en el establecimiento del objetivo. Nos vemos arrastrados por la demanda del grupo con el que entrenamos habitualmente, y nos sentimos obligados porque es lo que otras personas esperan, por lo tanto empieza a ser normal “no tener tiempo”, “fingir una molestia o lesión para retirarnos del objetivo”, nos falta motivación porque en realidad este objetivo o aquella competición no es la que realmente quieres. Antes de iniciar el entrenamiento adecuado para esa competición, pregúntate fríamente si realmente quieres hacerlo y cuál es el motivo, la razón por la que quieres que salga adelante. Tener una razón que te parezca importante y que te entusiasme es lo que más te va a motivar para entrenar.

En segunda instancia, a veces elegimos el momento más inapropiado para tratar de preparar ese objetivo, dado que el entrenamiento nos va a requerir invertir un tiempo precioso a diario y que tenemos que detraer de otras obligaciones. Se nos olvida que no se puede hacer y tener todo a la vez; y esa puede ser una de las razones de que no consigas lo que te propones. Debes de considerar cuáles son tus circunstancias personales y la prioridad de todo ello, de esta manera sabrás si es el momento idóneo para correr ese maratón, o mejor posponerlo, pero tampoco caigas en el error de posponer objetivos bajo excusa de no hallar nunca el momento idóneo.  

Para que tengas más probabilidades de lograr tus objetivos o metas estos tienen que ser, específicos, realistas, factibles, medibles y con límite de tiempo.

Un objetivo es específico cuando señalamos de forma concreta lo que queremos. Salir a correr no es un objetivo. Salir a correr 30 minutos tres días por semana sí.

Proponerte correr un maratón cuando llevas apenas un mes entrenando no es realista. Correr una carrera de 5 kms., cuando lleves tres meses de entrenamiento sí.

Tratar de bajar de 40 minutos en una carrera de 10 kms, cuando acabar de iniciarte en el running parece poco factible (eso sí, si te ves capaz, a por ello). Lo ideal es dividir estos grandes objetivos en otros más pequeños que sean factibles, y así, poco a poco conseguirás la meta que te habías propuesto.

Cuando decimos que tu objetivo debe establecerse con un límite de tiempo, nos referimos a poner una fecha en la que se cumplan las expectativas iniciales, a fin de conseguir tu máxima concentración y conseguir tus mejores esfuerzos durante un periodo determinado, antes que decaiga tu motivación o podamos incurrir en errores de sobreentrenamiento.

No esperes a celebrar tus logros cuando llegues al final, premia tu actitud positiva ante el entrenamiento diario y ante las circunstancias que se nos plantean día a día, tu esfuerzo, tu progreso, no el resultado. De esta manera estarás reforzando y manteniendo viva tu ilusión. La satisfacción personal final no estará condicionada al resultado sino al proceso del entrenamiento.

Normalmente subestimamos el tiempo que falta para el día de la carrera y el esfuerzo que nos va a requerir afrontar ese reto, sin tener en cuenta que nos pueden surgir imprevistos, interrupciones y contratiempos que solamente cuando estemos sometidos al entrenamiento diario, será cuando nos demos cuenta del precio que hay que pagar por nuestro propósito, generalmente por la concentración de las cargas de entrenamiento – a veces asfixiantes - . El resultado es que te agobias, te sientes poco eficiente y abandonas totalmente desmotivado.

Sin duda establecer una competición con tiempo suficiente para estructurar de forma adecuada sus ciclos de entrenamiento, es la vía correcta para evitar que al menos el factor tiempo sea el desencadenante del abandono.

Comprometerte contigo mismo a superar una meta, sin excusas es un acierto, pero a la vez sé flexible, si tienes que modificar tu objetivo no pasa nada dado que la inmensa mayoría corremos por placer, por superarnos. Las exigencias lo único que consiguen es hacerte sentir frustrado y enfadado cuando las cosas no salen como quieres, por lo tanto y condicionado por los imprevistos que puedan acontecer, lo mejor es ser flexibles.

Quizás en estas líneas puedas encontrar algunas de las razones por las que se te resisten tus objetivos y metas. Analiza de forma pormenorizada tus objetivos estableciendo los criterios que de alguna manera he tratado de explicar y como dijo Mahatma Gandhi: “nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa”.