Uno de mis objetivos a la hora de escribir, es la de dotar al deportista popular, profesional y de élite no profesional de las mejores herramientas disponibles para su práctica deportiva. EL objetivo último es que el deportista disponga de información útil, simplificada de todo lo que le puede ayudar tanto a entrenar como a recuperar y realizar una práctica más segura.
Habitualmente en círculos cercanos he comentado un pensamiento que no sé si será muy correcto pero que es el siguiente: “el deportista no profesional tiene muy difícil la consecución de sus objetivos fundamentalmente por el difícil equilibrio que se establece entre entrenamiento, familia, descanso, trabajo, ocio, etc.” “habitualmente muchos están rozando el abismo del sobreentrenamiento y piensan que su falta de rendimiento es porque entrenan poco, sin darle la importancia debida a la recuperación”. Durante los últimos días he tenido la posibilidad de disfrutar e intentar exprimir un “Compex” disfrutándolo a decir verdad sacándole mucho partido.
Así lo demuestra un estudio reciente que ha producido un gran impacto. El trabajo del doctor Robach, publicado en el British Journal of Sports Medicine, pone en cuestión todas las teorías acerca del entrenamiento en altitud. 'Vive arriba y entrena abajo', éste era el axioma aceptado hasta hoy por los fisiólogos del deporte. Este nuevo trabajo de los médicos de la Escuela Nacional de Esquí y Alpinismo de Chamonix (Francia), lo pone en entredicho.
El estudio ha investigado a 16 deportistas de especialidades de resistencia que durmieron durante cuatro semanas en cámaras de hipoxia. La investigación se hizo bajo el método doble ciego (ni el deportista ni el investigador sabían quién estaba durmiendo realmente en hipoxia y quién dormía a nivel del mar). Diez deportistas durmieron en condiciones de hipoxia similar a 3.000 metros de altitud y los seis restantes lo hicieron 'a nivel del mar'. Ninguno de ellos sabía en qué grupo estaba y todos realizaron sus entrenamientos a nivel del mar.
Los resultados fueron sorprendentes. El estudio, en el que se tomaron también biopsias musculares, mostró que ninguno de los 16 deportistas mejoró su consumo máximo de oxígeno a la finalización del estudio. En la mitad de los que se sometieron a hipoxia sí se observó un ligero aumento de las cifras de hemoglobina, pero este aumento fue tan pequeño que no tuvo ningún impacto en el consumo máximo de oxígeno. Los investigadores de Chamonix explican en las conclusiones de este -impactante- estudio que el axioma 'vive arriba, entrénate abajo' carece de base científica por dos razones. La primera es que la capacidad oxidativa máxima del músculo no llega a verse beneficiada. Y la segunda es que, en el caso de que llegue a aumentar la masa total de hematíes (lo que sí sucedió en cinco deportistas), el incremento no es tan grande como para impactar en el transporte de oxígeno.
Se trata de un gran estudio, rompedor, que va a cambiar conceptos, percepciones y hasta estrategias de entrenamiento. Podeis ampliar datos buscando en internet con el nombre del estudio, titulado: 'The role of haemoglobin mass on VO2 max following normobaric live-high-train low in endurance-trained athletes'.
Mp3, Mp4, Ipod, incorporan podómetros, complementos para llevarlos a cualquier parte, todo tipo de tecnología para la música y que nos acompañe siempre. Hoy día, muchas de las actividades físicas practicadas se realizan con música.
La inmensa mayoría de las actividades dirigidas de los centros deportivos tiene un telón musical de fondo, a todos nos es familiar la imagen de un corredor con auriculares escuchando música mientras entrena por la calle o el parque, y muchos atletas de élite afirman “sentirse más concentrados con su música favorita, aislados, focalizados". ¿Existe alguna razón fundamentada para ello? ¿Puede poseer la música un “efecto ergogénico”?